miércoles, 9 de febrero de 2011

Al infinito y mas alla

Desde lo lejos observo cómo se sacude, como se mueve, como pelean unas con otras, pero no me interesa hacia allí voy, lentamente pero con firmeza.
Mi primer paso, intento hacer los menos posibles, se hunde mi pie en este suelo desequilibrado y doloroso de a veces. De a poco y sin mirar atrás voy llegando a mi destino, veo como algunas son enormes, otras pequeñas pero traicioneras, algunas van haciendo alianzas y otras ya son enemigas pero eso no importa yo se que una vez dentro todo cambia, nadie se quiere y hasta varios a dado la vida dentro.
Mi corazón late como el motor de una Fiat 600 a las cuatro de la tarde haciendo 38 grados, siento un escalofrió que recorre desde la punta de mis dedos hasta las extremidades mas largas de mi cuerpo, el viento sopla tanto que mi pelaje se enreda con el espacio, mi cuerpo no está bien cubierto desde mi cadera hasta mis rodillas solo poseo una tela que me tapa de la intimidad.
Por fin estoy entrando, ya el frió es aun mas atormentante pero mi corazón no para de latir, por suerte soy de corazón sano sino creo que ya hubiera sido otro de los tantos crímenes que se comenten por esa zona. Siento como mis pies se sienten diferentes, ya no es el viento el que me golpea, ahora es más pesada y hasta cuatro veces más fría. Ya no son solo mis pies ahora son mis rodillas, mi cintura, mi obligo, BASTA. No quise adelantarme más en ese infierno de seres inmortales que no paran de golpearse entre ellas.
Mi cobardía ha llegado a su fin, ahora esa sensación que estaba en mi ombligo sigue subiendo, se apodera de mi abdomen, de mis hombros, hasta que llega a mi cuello. Me detengo devuelta, mis brazos también estaban en poder de él, solo mi cabeza podía controlar, pero en este estado de parálisis total nada reaccionaba, no podía voltearme ya era muy tarde para retroceder. En eso la veo, la más hermosa, sus curvas eran perfectas, su inmensidad me sorprendió, se acercaba hacia mi tranquila, ya esa tranquilidad cambio y su velocidad ahora es mayor, cada vez mayor. Tan solo a un metro de mi cuerpo paralizado ella me ve y sin decir nada su cuerpo se desvanece en un estallo que todo lo que veía perfecto ahora era desagradable y hasta podría llegar mortal.
Llego hasta mi con tanta fuerza que en tan solo un instante mi cuerpo que estaba perfectamente balanceado quedo de revés, mi cabeza golpeaba contra un suelo aun mas solido que todos y a la vez cortante, mis pies se encontraban en el aire si poder apoyarme de nada, mis brazos daban vueltas esperando agarrar algo para sostenerme y parar todo este atormento que me estaba hiriendo. Para mí fue una eternidad de dolor y sufrimiento pero en realidad solo fueron unos pocos segundos, pude levantarme sin mucho esfuerzo y mis ojos apuntaban al lugar del cual había comenzado mi travesía, con la poca fuerza que me quedaba y mi último aliento corrí a protegerme, luego de varios pasos que mis musculosos magullados pedían basta pude salir de este tormento y me dije a mí mismo.
-La puta madre nunca más me meto al mar.
FIN =)